viernes, 5 de diciembre de 2014

La Sombra de la Ignorancia


Artículo escrito por Pedro Pozas Terrados (NEMO)

Hace menos de un año, UNICEF lanzó una campaña anunciando que tres millones y medio de niños morían de infecciones en el mundo por no poder lavarse las manos.

Sanjay Wijesekera

Recientemente Sanjay Wijesekera, director de los programas mundiales de agua, saneamiento e higiene de UNICEF, ha declarado que:

"El lavado de manos con jabón es una de las ‘vacunas’ más baratas y eficaces contra las enfermedades virales, desde la gripe estacional al resfriado común. Nuestros equipos sobre el terreno en Sierra Leona, Liberia y Guinea están destacando la importancia del lavado de manos como de una serie de medidas que son necesarias para detener la propagación del ébola. No es una panacea, Pero es un medio adicional de defensa que resulta barato y es fácil de conseguir"

En estas campañas se pide dinero al ciudadano para que colabore y así poder llevar equipos para potabilizar agua y de esta forma combatir las enfermedades.

Pues bien, yo me puse en contacto con la Presidenta de UNICEF en España y le propuse que por qué no se plantean en utilizar simplemente agua de mar para lavarse las manos que recogida en camiones cisternas pudieran llevarse a los campos de refugiados.

Un coste mínimo y muy fácil de poner en práctica.

El agua de mar es de por sí desinfectante.

La contestación recibida es que ellos siguen las directrices de la Organización Mundial de la Salud, que era buena idea pero que no se podía poner en práctica.

De nuevo le contesté que millones de personas que se bañan en los mares de la Tierra en verano no tienen que pedir permiso a la OMS para hacerlo.


¿Por qué se debería pedir permiso para usar el agua de mar para lavarse las manos si con ello se salvaba millones de vidas?

No he recibido contestación.

Cruz Roja, Cooperación Internacional y Cruz Roja Internacional, también callan. 

Solo les interesa el dinero que puedan recibir de la gente buena, pero no les interesa soluciones factibles, baratas y muy fáciles de aplicar.

Que el lector saque sus propias conclusiones.

Ante esta situación me pregunto. ¿Qué es lo que interesa a las grandes organizaciones que dicen luchar contra el hambre y la desnutrición? ¿Dinero o soluciones?

Llevo años escribiendo artículos, hablando con Instituciones, con Asociaciones…que el agua de mar evita la desnutrición y es preventiva de numerosas enfermedades si se toma tres vasos diarios recogida directamente de la playa, en zonas limpias y transparentes.


Pero parece que las soluciones sencillas, casi gratuitas y que no tienen ningún beneficio económico; es mejor olvidarlas, enterrarlas y tachar de loco a quien las propone.

Pero la única locura es no aprovechar estas ideas que vienen de Rene Quinton, un sabio francés que abrió decenas de dispensarios en París donde curaba con agua de mar a los niños desnutridos y que en 1912 paro el cólera en Egipto.

René Quinton, 1908

Es mejor olvidar que con algo tan sencillo y que es abundante y gratuito se pueden curar enfermedades. Y alentar por contrario, que los fármacos y sus altos costes es la mejor solución para combatir las enfermedades.


Puedo entender este rechazo ante las Instituciones Oficiales de Salud que cabalgan muchas veces sumidas en paradigmas obsoletos y que solo reaccionan cuando la OMS estornuda. Pero no lo puedo entender en Organizaciones No Gubernamentales que están trabajando en campos de refugiados y que se encuentren igualmente sometidas a la ceguera de la OMS, que mantiene contactos con la industria farmacéutica.

Por otro lado, estos mismos organismos internacionales y los propios responsables de los Estados civilizados se echan las manos a la cabeza por uno o dos contagios de Ebola, alarmando a la sociedad, mientras que 825 millones de personas se encuentran desnutridas en el mundo y 25.000 personas mueren de hambre al día.

¿Nadie se echa las manos a la cabeza por este horrible asesinato de miles de personas?

Sí, asesinato. Porque en la actualidad hay recursos suficientes para que nadie tuviera que morir de esa forma terrible y sin embargo al permitirse la especulación alimentaría, por culpa de los mercados y gobiernos que no gestionan los recursos naturales con eficacia, permitiendo que multinacionales arrasen los recursos, es un asesinato, un genocidio masivo que el mundo occidental consiente y alienta.


Esta sociedad, cada uno de nosotros, debemos cambiar de rumbo.

Lo vemos en los medios informativos que continúan saliendo políticos y empresarios imputados, sin que les de vergüenza en absoluto, justificando incluso sus actuaciones como nobles y que han sido víctimas de un atropello político.

Este sistema de odio, corrupción, negocio, riqueza para los más ricos, recortes en la sanidad, en la educación, en los sueldos de los trabajadores, en la precariedad de los mismos… es un sistema caduco que la propia sociedad tiene que sanear o de lo contrario nos veremos inmersos en un caos donde el dinero público será empleado para el beneficio de las grandes empresas y de los bolsillos de algunos políticos.

En mi libro "Efecto Esmeralda", dediqué un capítulo especial a Proyecto Venus, un mundo ideal, donde el bienestar de las personas en todos sus ámbitos es el factor fundamental de una sociedad distinta, donde los recursos naturales son propiedad de todos.

¡Hasta donde puede llegar la arrogancia y la falsedad, cuando gobiernos apoyados a veces por ONGs, para declarar Parque Nacional en países de África, Indonesia o Latinoamérica, expulsan por la fuerza a nativos de sus tierras ancestrales para abandonarlos en los límites del parque y después perseguirlos por cazadores furtivos si se les encuentra dentro del Parque cazando como lo han hecho toda la vida!

Confundimos en muchas ocasiones términos e intereses que van contra la propia humanidad, contra la vida.

Los Pigmeos son un ejemplo de ello. Un pueblo que habitaba en los Volcanes de Virunga en la República Democrática del Congo y que al declararse Parque Nacional y Patrimonio de la Humanidad, fueron expulsados de sus tierras con grandes promesas y hoy malviven en los límites del parque y se les persigue por ser cazadores furtivos, por realizar actividades en su propia tierra.

Todos estos ejemplos me recuerdan que el hombre atraviesa un siglo de decadencia bajo la sombra de la ignorancia, de la inutilidad de gobernantes que se rodean de personas sin escrúpulos que sólo buscan la riqueza.

Menos mal que la muerte no se puede comprar y que por mucho dinero que tengan, cuando llegue su hora no la podrá comprar y espero también que exista un más allá y que estos humanos mutantes de maldad por llamarlos de alguna forma, paguen por todos los crímenes durante toda la eternidad.

¿Cómo podemos llamarnos humanos ante tanto sufrimiento en guerras, en conflictos, en corrupciones, en asesinatos masivos, en la especulación y en el robo?

La sombra de la ignorancia borra las neuronas del cerebro.

¿Por qué no aplicar agua de mar para lavarse las manos si con ello evitamos millones de muertes? ¿Por qué cierran filas a algo tan sencillo y noble? ¿Qué ocultan?

¿A caso interesa que las enfermedades continúen y que la problemática del hambre e infecciones por falta de higiene no interesa ser combatida?

No me queda otra explicación y mis lágrimas sacuden la conciencia de la impotencia, de los oídos sordos, de la sombra de la ignorancia, de humanos que son solo máquinas frías sin emociones y sin escrúpulos que sólo buscan el horror de la muerte violenta.

Tenemos que cambiar de ruta, de tomar todos juntos un cambio de dirección para conquistar un mundo de igualdad y bienestar que nos quieren usurpar.

De nosotros depende en gran medida que las cosas sigan igual que hasta ahora o peor. O que por el contrario, podamos desempolvar la sombra de la ignorancia, haciendo de este mundo un lugar de armonía, de amor a la naturaleza, de protección a la biodiversidad de nuestro planeta y de conseguir que la sociedad mundial abra los ojos y tomemos el destino de la dignidad humana.

¿Cómo lo hacemos? Con una visión global y una acción local.

Las elecciones están por venir, algunos políticos están perdiendo sus papeles, la corrupción y los privilegios acampan en las sociedades mundiales, no solo en España. Nuestra voz, nuestro voto, nuestro grito a la libertad debe de unirse por el bien de nuestros hijos y de las generaciones futuras.

Tú decides.

Pedro Pozas Terrados (NEMO)

Más información en:  http://igualdadsimios.blogspot.com



¡Somos Agua de Mar!



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