miércoles, 17 de diciembre de 2014

La Ley de Seguridad Ciudadana o Ley Mordaza


La "Ley de Seguridad Ciudadana o Ley Mordaza", otro paso hacia un "Estado Policial".


La aprobación por parte del Congreso de la Ley de Seguridad Ciudadana, el mismo día en que se inaugura "de tapadillo" el aeropuerto construido en Castellón para no ser usado (y cuyo promotor es el defraudador Carlos Fabra, actualmente en prisión) constituye otro eslabón más de la política represiva, totalitaria y liberticida del PP. La coincidencia de ambos dislates pone aún más de relieve las dos caras de la moneda: despilfarro y corrupción por una parte, y por otra la mordaza contra el que proteste contra los desmanes de la mafia gobernante.


El medio elegido por la casta plutocrática para impedir toda disensión e imponer la ley del silencio no puede ser más perverso, dada la asfixiante crisis a la que nos han arrojado: la imposición de multas de elevadísima cuantía, lo que, unido a unas tasas judiciales por denunciar que contradicen el principio constitucional de la justicia gratuita, deja en el más absoluto desamparo a quien quiera que se atreva a disentir de un sistema ante el cual el ciudadano solo puede ser sumiso súbdito. Las únicas denuncias válidas serán las de las fuerzas de seguridad:

¿Quién debería interponer una denuncia por esta situación? Evidentemente, los heroicos policías que ponen en riesgo su integridad ante la resistencia del violento manifestante. 

"Las denuncias, atestados o actas formulados por los agentes de la autoridad en ejercicio de sus funciones que hubiesen presenciado los hechos, previa ratificación en el caso de haber sido negados por los denunciados, constituirán base suficiente para adoptar la resolución que proceda, salvo prueba en contrario y sin perjuicio de que aquellos deban aportar al expediente todos los elementos probatorios disponibles"


El cinismo de quien haya redactado estas líneas no conoce límites. ¿Qué "prueba en contrario" puede aportarse contra la declaración de un policía cuando la misma ley impide la obtención de dichas pruebas?. Ahora ya no puedes grabar a un policía, dado que hacerlo también está sancionado, algo inaudito en cualquier democracia que se precie de serlo. Una ley que garantiza la impunidad de quien ya detenta el monopolio de la violencia hace algo más que desequilibrar la delicada balanza entre derechos y deberes entre los actores del juego social, una ley así es sencillamente una puerta abierta al fascismo. Y la garantía de impunidad es una invitación al abuso y al delito.


Si los que en la jornada siguiente al Día Mundial de los Derechos Humanos (¡toma recochineo!) aprobaron este sinsentido fueran capaces de debatir, alguien debería poner ante sus ojos las vergonzosas imágenes en que un policía antidisturbios griego introduce un cóctel molotov en la mochila de un detenido para poder acusarle con pruebas falsas. La difusión de una situación análoga en España habría sido, sencillamente imposible, dado que al autor de la grabación ésta le habría sido requisada, probablemente con el añadido de 30.000 € de multa en aplicación de esta bárbara e ilegítima ley.

Policías cazados en Grecia metiendo un molotov al detenido para poder acusarle con pruebas falsas.



LA LEY DE SEGURIDAD CIUDADANA O LEY MORDAZA




EL MIEDO DE LA MAFIA POLÍTICA


Ladrones metidos en política criminalizan cualquier acción en defensa de la justicia, acusan a quienes salvaguardamos cosas justas, tratando de hacernos sentir delincuentes, culpables de delitos tan graves como los que ellos cometen cada día desde sus corruptas poltronas. 

Exigir mejoras sociales, estar en contra de que la policía expulse de las calles a las personas sin techo, que familias enteras no sean desahuciadas de sus viviendas por la mafia político-bancaria, luchar por un trabajo digno, por derechos sociales conseguidos en los últimos cien años es para esta gentuza un crimen horrendo. 


Por eso nos persiguen, nos amenazan con despidos, con dejarnos sin nada, sin dinero, sin casa, sin futuro, condenando a nuestras/os hijas/os a la miseria y el hambre. 

Este es el estilo de esta banda de sinvergüenzas: acusarte, maniatarte al terror, enfermarte, conducirte al suicidio, a una desesperación que sufren, sufrimos, millones de personas en todo el territorio donde gobierna la mafia.


Siempre he pensado que como mis padres soy una persona extremadamente honrada, consciente, solidaria, como la inmensa mayoría somos incapaces de delinquir, apostamos por una vida mejor, por un futuro de igualdad, derechos civiles, verdadera democracia y libertad.


Los delincuentes son ellos, los que saquean el patrimonio público, los que roban el dinero de la sanidad y la educación pública, los que cobran en sobres y se enriquecen con el empobrecimiento del pueblo, generando hambre infantil, desempleo masivo, doscientas mil muertes de personas dependientes en menos de un año por falta de ayudas y atención sanitaria.

Ellos son los malhechores, los forajidos, los salteadores, la gentuza que nos da lecciones de democracia en el día de su particular Constitución, la que los ha hecho multimillonarios robando, saqueando, pisoteando los derechos sociales, condenando a la ciudadanía a un futuro de hambre, barbarie y miseria.

No les tengo miedo, no les tememos, hagan lo que hagan, nos persigan como nos persigan, aunque nos condenen, nos encarcelen, nos asesinen con recortes, criminalizaciones y amenazas, tenemos medios para confrontarlos, denunciarlos, para que el mundo se entere de su vergonzosa calaña. 


El miedo lo llevan ellos en su piel, les atraganta sus gargantas, temen perderlo todo, lo que han robado en años de delincuencia de guante blanco, su asqueroso nivel de vida a costa del dolor y el empobrecimiento de millones de seres humanos.