viernes, 26 de julio de 2013

Eckhart Tolle


Eckhart Tolle nació en Alemania, donde vivió hasta los trece años. Se graduó en la Universidad de Londres y fue investigador de la Universidad de Cambridge. A los 29 años una profunda transformación espiritual cambió radicalmente el rumbo de su vida. En los años siguientes se dedicó con devoción a entender, integrar y profundizar esa transformación que marcó el inicio de un intenso viaje interior. En los últimos diez años se ha dedicado a ser consejero y maestro espiritual y trabaja con personas independientes o grupos pequeños en Europa y Norte América.

En sus enseñanzas transmite un mensaje simple aunque profundo, con la claridad y sencillez atemporal de los antiguos maestros espirituales: ¡sí!, hay una forma de salir del sufrimiento y de alcanzar la paz 

Tolle es el autor (entre otros libros) del aclamado bestseller número 1 del New York Times “El Poder del Ahora”, en el que explica que al honrar el momento presente, toda la infelicidad y la lucha se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría y facilidad. 

Las frases de Eckhart Tolle son muy populares y llenas de energía positiva.


Cambia la forma de ver las cosas y las cosas cambiarán de forma.

Date cuenta profundamente de que el momento presente es todo lo que tienes. Haz del Ahora el enfoque principal de tu vida.

El pasado no tiene poder sobre el momento presente.

Cada día de tu vida parece estar compuesto por miles de momentos en los que ocurren distintas cosas. Pero, si miras más a fondo, ¿no hay siempre un único momento? ¿No es la vida siempre «este momento»?

La identificación con la mente hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. No ser capaz de dejar de pensar es terrible, pero no nos damos cuenta de ello, así que se considera normal. Este ruido mental incesante nos impide encontrar ése reino de quietud interior que es inseparable del "ser". 

El inicio de la libertad es la comprensión de que tú no eres la entidad que piensa. Saber esto, permite observar a ésa entidad. En el momento en que empiezas a observar al que piensa, se activa un nivel más alto de conciencia.

De forma similar a los "locos" que dicen "oigo una voz en mi cabeza", prácticamente todo el mundo oye una o varias voces. La voz comenta, juzga, analiza, compara, acepta, rechaza, se queja y así hasta el infinito. La voz no necesariamente "analiza" la situación presente; puede estar revisando el pasado, reciente o remoto, o imaginando posibles situaciones futuras. En éste caso, frecuentemente imagina resultados negativos o problemas. Este proceso se llama "preocuparse" y en muchas ocasiones va acompañada de imágenes visuales o películas mentales. Pero además, si la situación analizada por la voz corresponde al momento presente, la interpretará de acuerdo con el pasado. Esto se debe a que la voz pertenece a tu mente condicionada, que es el resultado de toda tu historia pasada, así como del escenario mental de la cultura colectiva que se ha heredado. Así, vemos y juzgamos el presente con los ojos del pasado y obtenemos una visión totalmente distorsionada. No es de extrañar, entonces, que esa voz sea nuestro peor enemigo".


Eckhart Tolle - El Poder del Ahora (1ª Parte)
La Nueva Conciencia (Conferencia en español) - Barcelona (2007)



Aquí están el resto de los vídeos de la conferencia (son 15 partes):



Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo te pierdes en el mundo. Tu sentido más interno de ti mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ese es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma.

"...la buena noticia es que podemos liberarnos de nuestra mente ahora mismo; se puede dar el primer paso ahora mismo..Empieza por oír la voz de tu cabeza tan a menudo como puedas. Presta especial atención a cualquier patrón repetitivo de pensamiento, ésos discos que han sonado en tu cabeza por años. Eso es lo que se llama "observar al que piensa", que es otra forma de decir: escucha la voz de tu cabeza. Permanece ahí como un testigo. Al hacerlo, hay que observar imparcialmente, es decir, sin juzgar o condenar lo que se oye, ya que eso significa que la misma voz ha entrado por la puerta trasera. Pronto te percatarás de ello; está la voz y estoy yo, escuchándola, observándola. Esta comprensión del YO SOY, ésta sensación de su propia presencia, no es un pensamiento, surge más allá de la mente..."


Aquí, Eckhart Tolle nos explica el por qué es tan importante vivir el PRESENTE y el por qué considera una adicción el pensar demasiado.


Como romper con el hábito de pensar demasiado



El ego es identificarse con lo que pensamos, y estos pensamientos los adoptamos de lo que nos rodea, vemos la realidad a través de 'filtros' que hemos ido adoptando en la vida. Para deshacernos del ego, hay que darse cuenta de que no somos todos esos pensamientos...sino la conciencia.

¿Es el ego la fuente de los pensamientos?




Eckhart describe cómo la autoestima, sea sana o sea malsana, es identificación con la forma, y tarde o temprano ya no satisfacerá nuestro sentido de identidad. Luego discute sobre la trascendencia de la autoestima y las etapas de la consciencia.



Ego vs Autoestima sana



Los budistas han conocido desde siempre LA INTERCONEXION DE TODAS LAS COSAS, y ahora los físicos la confirman. Nada de lo que ocurre es un suceso aislado; sólo aparenta serlo. Cuanto más lo juzgamos y lo etiquetamos, más lo aislamos. Nuestro pensamiento fragmenta LA TOTALIDAD DE LA VIDA. Sin embargo, es LA TOTALIDAD DE LA VIDA la que ha producido ese suceso, que es una parte de la RED DE INTERCONEXIONES que constituyen el cosmos. Esto significa que cualquier cosa que es, no podría haber sido de otra manera. 

En la mayoría de los casos, ni siquiera podemos empezar a comprender la función que un suceso aparentemente sin sentido puede desempeñar en la totalidad del cosmos; pero reconocer su inevitabilidad dentro de la inmensidad de la totalidad puede ser el principio de una aceptación interna de lo que es y nos permite realinearnos con la TOTALIDAD DE LA VIDA.

La verdadera libertad y el final del sufrimiento estriban en vivir como si hubieras elegido deliberadamente cualquier cosa que sientas o experimentes en este momento.



Este alineamiento interno con el Ahora es el final del sufrimiento. 


¿Es imprescindible sufrir? Sí y no. 

El sufrimiento es necesario hasta que te das cuenta de que es innecesario. La infelicidad necesita un «yo» fabricado por la mente, con una historia, una identidad conceptual. Necesita tiempo, pasado y futuro. Cuando retiras el tiempo de tu infelicidad, ¿qué queda? Únicamente tu momento tal como es.

Surge mucho sufrimiento, mucha infelicidad, cuando crees que es verdad cada pensamiento que se te pasa por la cabeza. Las situaciones no te hacen infeliz. Pueden causarte dolor físico, pero no te hacen infeliz. Tus pensamientos te hacen infeliz. Tus interpretaciones, las historias que te cuentas, te hacen infeliz. 

Cuando te das cuenta de este hecho, rompes tu identificación inconsciente con dichos pensamientos. 

Pequeñas historias que nos contamos y contamos a otros, a menudo en forma de quejas. Están diseñadas inconscientemente para ensalzar nuestro siempre deficiente sentido de identidad haciendo que nosotros “tengamos razón” y la otra persona esté “equivocada”. “Tener razón” nos sitúa en una posición de superioridad imaginaria, fortaleciendo nuestro falso sentido del yo, el ego. Este mecanismo también nos crea algún tipo de enemigo: sí, el ego necesita enemigos para definir sus límites.


El sufrimiento comienza cuando nombras o etiquetas mentalmente una situación como mala o indeseable. Cuando dejas que la situación sea, sin nombrarla, de repente dispones de una enorme energía. 

Si tienes el hábito de crearte sufrimiento, probablemente también harás sufrir a otros. Lo que haces a los demás. te lo haces a ti mismo. 

Toda adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar el dolor y salir de él. Toda adicción comienza con dolor. No importa a qué sustancia sea usted adicto: alcohol, comida, drogas legales o ilegales o una persona. Usted está usando algo o a alguien para ocultar su dolor. 

Los tres consejos siguientes sobre felicidad han sido tomados de su libro, “Una Nueva Tierra”

Este sentimiento se alimenta de pensamientos inconscientes que se refieren a los siguientes aspectos: 

“Tiene que ocurrir algo en mi vida antes de que pueda estar en paz (completo, feliz, etc.) Y me molesta que no haya sucedido todavía. “ 

“Algo ocurrió en el pasado que no debería haber ocurrido y no me gusta. Si eso no hubiera ocurrido estaría en paz ahora “. 

La mayoría de las personas se cuentan constantemente historias de cómo en algún momento en el futuro van a estar en paz, cuando un determinado hecho ocurra, o cuando alcancen una meta que se han fijado o si llegan a ser esto o aquello. 

A veces la historia trata de la imposibilidad de alcanzar la paz de la mente o la felicidad a causa de algo que sucedió en el pasado. 

Eckhart Tolle añade que el común de las historias particulares podrían titularse: “¿Por qué no puedo estar en paz ahora?”. 

Él indica que para ser felices deberíamos hacer las paces con el momento presente. 

Además, conviene estar atento a los pensamientos y emociones. Pregúntate a ti mismo constantemente: “¿Hay alguna negatividad en mí en este momento?” Ten cuidado con los pensamientos que tratan de explicar o justificar esta infelicidad, porque en realidad son la causa. 

El fin del sufrimiento




Elige paz sobre el drama 


Eckhart Tolle explica que aunque todos queremos la paz, es decir, todos queremos ser felices, hay algo dentro de nosotros que también desea drama y conflicto. 


Transforma tu trabajo en una práctica espiritual por la liberación de tu Ego. 

Explica que aquellos que son excepcionalmente buenos en lo que hacen son a menudo totalmente o en gran medida libres de ego en el desempeño de su labor. Porque han llevado su atención fuera de ellos mismos: 

Al alcanzar este estado de flujo ya no estás preocupado. Es decir, has calmado tu ego y estás completamente en paz.

Conclusión 


Haz lo siguiente: 

-Toma conciencia de las historias que estás constantemente contándote a ti mismo en la parte posterior de tu mente de por qué no puedes ser feliz ahora; 

-Decide que eres feliz y estás en paz. Es más importante para usted que estar en lo correcto, 

-Libera tu ego mientras estás trabajando para que pueda llegar a ser uno con lo que estás haciendo, y al menos mientras ejercitas tu profesión puedes olvidar quejas mezquinas y las preocupaciones cotidianas.


El propósito de tu vida

Tu vida tiene un propósito interior y un propósito exterior. El propósito interior se refiere al Ser y es primario. El propósito exterior se refiere al hacer y es secundario.

El propósito verdadero o primario de tu vida no se puede encontrar en el nivel exterior. No tiene que ver con lo que haces, sino con lo que eres, es decir, con tu estado de conciencia.

La acción, aunque es necesaria, es solo un factor secundario en la manifestación de nuestra realidad exterior. El factor primario en la creación es la conciencia. Por muy activos que seamos, por mucho que nos esforcemos, nuestro estado de conciencia crea nuestro mundo y, si nada cambia en ese nivel interior, da lo mismo cuánta acción apliquemos. No haremos más que recrear versiones modificadas del mismo mundo, una y otra vez, un mundo que es un reflejo exterior del ego.

Cuando has percibido un atisbo de conciencia o de Presencia, lo sabes de primera mano. Ya no es solo un concepto que está en tu mente. Entonces puedes tomar la decisión consciente de estar presente en lugar de abandonarte al pensamiento inútil. Puedes invitar a la Presencia a tu vida, es decir, crear espacio. Con la gracia del despertar viene la responsabilidad. Puedes intentar seguir como si nada hubiera ocurrido, o puedes apreciar su importancia y reconocer la emergencia de la conciencia como lo más importante que puede ocurrirte. Abrirte a la conciencia emergente y traer su luz a este mundo se convierte entonces en el propósito primario de tu vida.

La acción despierta es la armonización de tu propósito exterior –lo que haces- con tu propósito interior: despertar y mantenerte despierto. Mediante la acción despierta, te haces uno con el propósito de partida del universo. La conciencia fluye a través de ti hacia este mundo. Fluye en tus pensamientos y los inspira. Fluye en lo que haces y lo guía y le da poder.

Las modalidades de acción despierta son la aceptación, el disfrute y el entusiasmo. Cada una representa cierta frecuencia de vibración de la conciencia. Es preciso que estés vigilante para asegurarte de que una de ellas está actuando siempre que te dedicas a hacer algo, desde la tarea más simple hasta la más compleja. Si no estás en estado de aceptación, disfrute o entusiasmo, mira con atención y descubrirás que estás creando sufrimiento para ti y para otros.

Cuando no puedas disfrutar haciendo una cosa, al menos puedes aceptar que eso es lo que tienes que hacer. La aceptación significa decirte: Por ahora, esto es lo que esta situación, este momento, exige que yo haga, y lo haré de buena gana.

Si no puedes disfrutar ni aceptar lo que haces, deja de hacerlo. De lo contrario, no estás asumiendo la responsabilidad de la única cosa de la que puedes ser realmente responsable, que además es la única cosa que de verdad importa: tu estado de conciencia. Y si no asumes la responsabilidad de tu estado de conciencia, no estás asumiendo la responsabilidad de la vida.


Espacio interior

Cuando la conciencia ya no está completamente absorbida por el pensamiento, una parte de ella permanece en su estado original, sin forma, no condicionada. Eso es el espacio interior.

La vida de la mayoría de la gente está llena de cosas en desorden: cosas materiales, cosas que hacer, cosas en que pensar. Su vida es como la historia de la humanidad, que Winston Churchill definía como “una maldita cosa detrás de otra”. Sus mentes están llenas de una barahúnda de pensamientos, uno detrás de otro. Esta es la dimensión de la conciencia de los objetos, que es la realidad predominante para muchas personas, y por eso su vida está tan desequilibrada. Para que la cordura regrese a nuestro planeta y la humanidad cumpla su destino, la conciencia de los objetos necesita estar equilibrada con la conciencia del espacio. El surgimiento de la conciencia del espacio es la siguiente etapa en la evolución de la humanidad.

La conciencia del espacio significa que, además de ser consciente de las cosas –lo cual siempre acaba reduciéndose a percepciones sensoriales, pensamientos y emociones-, hay por debajo una corriente de conciencia. Esta conciencia implica que no solo somos conscientes de las cosas (objetos), sino que también somos conscientes de ser conscientes. Si puedes sentir un estado interior de quietud y alerta en el fondo mientras ocurren cosas en primer plano, ¡ya está! Esta dimensión está en todas las personas, pero la mayoría es completamente inconsciente de ello. Yo a veces lo indico diciendo “¿Puedes sentir tu propia Presencia?”.

Tener conciencia del espacio no solo significa liberarse del ego, sino también de la dependencia de las cosas mundanas, del materialismo y la materialidad. Solo esta dimensión espiritual puede dar sentido trascendente y auténtico a este mundo.

Cuando dejas de estar completamente identificado con las formas, la conciencia –lo que tú eres- queda libre de su encarcelamiento en la forma. Esta liberación es la aparición del espacio interior. Llega como una quietud, una sutil paz en lo más profundo de ti, incluso ante algo aparentemente malo. De pronto, hay espacio alrededor del suceso. También hay espacio alrededor de los altibajos emocionales, incluso alrededor del dolor. Y sobre todo, hay espacio entre tus pensamientos. Y de ese espacio emana una paz que no es “de este mundo”, porque este mundo es forma, y la paz es espacio. Esta es la paz de Dios.

Ahora puedes disfrutar y aceptar las cosas de este mundo sin darles una importancia y una trascendencia que no tienen. Puedes participar en la danza de la creación y ser activo sin apego a los resultados y sin pedir exigencias irrazonables al mundo: hazme completo, hazme feliz, hazme sentir seguro, dime quién soy. El mundo no puede darte esas cosas, y cuando ya no tienes esas expectativas, todo el sufrimiento creado por uno mismo llega a su fin. Todo ese sufrimiento se debe a una sobrevaloración de la forma y a no ser consciente de la dimensión del espacio interior. Cuando esa dimensión está presente en tu vida, puedes disfrutar de las cosas, las experiencias y los placeres de los sentidos sin perderte en ellos, sin apego interior a ellos, es decir, sin hacerte adicto al mundo.

Cuando se pierde o se desconoce la dimensión del espacio, las cosas del mundo asumen una importancia absoluta, una seriedad y densidad que en realidad no tienen. Cuando no ves el mundo desde el punto de vista de lo sin forma, se convierte en un lugar amenazador y, en último término, en un lugar de desesperación. Es lo que debió sentir el profeta del Antiguo Testamento cuando escribió: “Todo está lleno de fatigas, más de cuanto el hombre pueda decir”. (Eclesiastés 1,8.)

Descubre el espacio interior creando huecos en el torrente de pensamiento. Sin esos huecos, tu pensamiento se vuelve repetitivo, sin inspiración, desprovisto de toda chispa creativa, que es como sigue siendo para la mayoría de los habitantes del planeta. No tienes que preocuparte por la duración de esos espacios. Con unos pocos segundos basta. Poco a poco, se irán haciendo más largos por sí mismos, sin esfuerzo por tu parte. Más importante que su duración es producirlos con frecuencia, de modo que tus actividades cotidianas y tu flujo de pensamiento tengan espacio intercalados.

Sé consciente de tu respiración. Observa cómo esto desvía la atención de tu pensamiento y crea espacio.

Nota la sensación de respirar. Siente el movimiento del aire entrando y saliendo de tu cuerpo. Percibe cómo se dilatan y contraen el pecho y el abdomen al inhalar y exhalar. Una respiración consciente es suficiente para crear un poco de espacio donde antes solo estaba la sucesión ininterrumpida de un pensamiento tras otro. Una respiración consciente (dos o tres serían aún mejor), realizada muchas veces al día, es un modo excelente de aportar espacio a tu vida. Aunque estuvieras meditando sobre la respiración durante dos o más horas, como hacen algunas personas, con una respiración basta para ser consciente de ello; en realidad, no vas a ser consciente de más. El resto es recuerdo o anticipación, es decir, pensamiento. Respirar no es algo que tú haces, sino algo que presencias mientras ocurre. La respiración ocurre por sí misma. La lleva a cabo la inteligencia interior del cuerpo. Tú solo tienes que observar cómo ocurre. No se requiere ningún esfuerzo. Fíjate además en la breve interrupción de la respiración, particularmente en ese punto muerto después de exhalar, antes de empezar a inhalar de nuevo.

Siempre que estás molesto por un suceso, una persona o una situación, la verdadera causa no es el suceso, la persona o la situación, sino la pérdida de la auténtica perspectiva, que solo el espacio puede proporcionar. Estás atrapado en la conciencia de los objetos, inconsciente del espacio interior intemporal de la conciencia misma.

La conciencia del espacio tiene poco que ver con estar “colocado”. Ambos estados están fuera del pensamiento. Eso es lo que tienen en común. Pero la diferencia fundamental es que en el primero te elevas por encima del pensamiento; en el segundo, caes por debajo. El primero es el paso siguiente en la evolución de la conciencia humana; el otro es una regresión a una fase que dejamos atrás hace miles de años.

El mayor impedimento para descubrir el espacio interior, el mayor impedimento para encontrar al experimentador, al Yo Soy sin forma, es quedar tan subyugado por la experiencia que te pierdas en ella. Eso significa que la conciencia se pierde en su propio sueño. Te dejas arrebatar por cada pensamiento, por cada emoción y por cada experiencia, hasta un grado tal que en realidad estás en un estado de ensoñación. Este ha sido el estado normal de la humanidad durante miles de años.

Cuando oyes hablar del espacio interior, puede que empieces a buscarlo; pero como lo estás buscando como si buscaras un objeto o una experiencia, no puedes encontrarlo. Este es el problema de todos los que buscan la realización espiritual o la iluminación. Por eso dijo Jesús: “El reino de Dios no llegará con señales visibles, ni podrá decirse “míralo aquí, o allá”, porque el reino de Dios está dentro de vosotros”.

Si no te pasas toda tu vida descontento, preocupado, ansioso, deprimido, desesperado o consumido por otros estados negativos; si eres capaz de disfrutar de cosas simples, como escuchar el sonido de la lluvia o el viento; si puedes apreciar la belleza de las nubes que cruzan el cielo, o estar a solas en ocasiones sin sentirte solo ni necesitar el estímulo mental de una diversión; si puedes tratar a un completo desconocido con amabilidad sincera sin desear nada de él… eso significa que se ha abierto un espacio, aunque sea por poco tiempo, en el casi siempre incesante torrente de pensamiento que es la mente humana. Cuando esto ocurre, hay una sensación de bienestar, de paz viva, aunque pueda ser sutil. La intensidad variará desde una sensación de contento que apenas se nota allá en el fondo, hasta lo que los antiguos sabios de la India llamaban Ananda, la felicidad del Ser. Como se te ha condicionado para que solo prestes atención a la forma, probablemente no serás consciente de ello, si no es indirectamente. Por ejemplo, existe un elemento común en la capacidad de ver la belleza, de apreciar las cosas simples, de disfrutar con la propia compañía o de relacionarse con otras personas con amabilidad y cariño. Este elemento común es una sensación de bienestar, paz y vitalidad que es el fondo invisible sin el cual estas experiencias no serían posibles.

Allí donde haya belleza, amabilidad, apreciación de la bondad de las cosas simples de la vida, busca dentro de ti mismo el fondo de esa experiencia. Pero no lo busques como si estuvieras buscando una cosa. No puedes localizarlo y decir “ya lo tengo”, ni agarrarlo mentalmente y definirlo de algún modo. Es como el cielo sin nubes: no tiene forma. Es espacio, es quietud, es la dulzura del Ser, e infinitamente más que esas palabras, que son solo indicadores. Cuando eres capaz de sentirlo directamente dentro de ti, se acentúa. Así que cuando aprecies algo simple- un sonido, una imagen, un tacto-, cuando veas belleza, cuando sientas cariño por otra persona, siente la espaciosidad interior que es la fuente y el fondo de esa experiencia.

Hay otra manera de encontrar el espacio interior: sé consciente de que eres consciente. Di o piensa “soy”, y no añadas nada. Sé consciente de la quietud que sigue al “soy”. Siente tu presencia, el Ser desnudo, sin velos, sin vestiduras. Al Ser no le afectan la juventud o la vejez, la riqueza o la pobreza, lo bueno, lo malo ni ningún otro atributo.

Eckhart Tolle - El Ahora
Extracto del documental "Mentes brillantes"


Eckhart Tolle nos enseña a alejar los pensamientos destructivos que nos impiden disfrutar del presente. Su mente es un instrumento, una herramienta. Está ahí para utilizarla en una tarea específica y cuando se termina la tarea, hay que dejarla de lado. 

Como se acostumbra a usar en la mayoría de los casos hoy, yo diría que el ochenta o noventa por ciento, el pensamiento de la mayoría de las personas es, no sólo repetitivo e inútil, sino perjudicial. Observe su mente y descubrirá que esto es verdad. Ella causa una pérdida grave de energía vital. 

Este tipo de pensamiento compulsivo es en realidad una adicción. ¿Qué es lo que caracteriza a una adicción? Simplemente esto: Ud. ya no siente que puede elegir detenerse. Parece más fuerte que usted. También le da una sensación falsa de placer; placer que invariablemente se convierte, a la postre, en dolor.

Eckhart Tolle en Barcelona