En Kimberley, al noroeste de Australia, fueron descubiertas en el año 1838, gran cantidad de pinturas rupestres.
La región de Kimberley se encuentra en el extremo más septentrional del Oeste de Australia. Es una zona remota, tan poco poblada como visitada, con grandes ríos y magníficos paisajes de tonos rojizos.
Entre las pinturas descubiertas sobre las rocas llaman especialmente la atención las de unas figuras de gran tamaño, llegando a medir hasta seis metros, y con unos rostros blancos y sin boca. Sus cabezas están rodeadas por uno o dos semicírculos en forma de herradura con unas líneas finas que parece irradia el círculo exterior.
Los aborígenes dan a estas figuras el nombre de "wandjinas", y aseguran que no fueron realizadas por sus antepasados, sino que fueran hechas por los propios seres a los que representan cuando éstos descendieron a la Tierra en tiempos muy antiguos.
Los "wandjinas" fueron unos seres que trajeron la civilización y la prosperidad y, al igual que otros dioses del resto del mundo antiguo, su símbolo era la serpiente emplumada.
En estas pinturas aparecen figuras de seres calzados con sandalias (cuando los aborígenes siempre han ido descalzos), variando el número de dedos de las manos y de los pies de 3 a 7.
De todas la figuras, destaca una que representa a un hombre, vestido desde los pies hasta la cabeza con una túnica de color rosa, con un circulo doble rodeando su cabeza, también de color rosa y oro, y sobre la zona de color rosa, una especie de inscripción con 6 letras o números escritos en un alfabeto totalmente desconocido.
Pero no es únicamente el aspecto de estas figuras lo que llama la atención, sino sus orígenes y... leyendas.
EL TIEMPO DE LOS SUEÑOS
Según cuenta la leyenda aborigen, en tiempos remotos o "Tiempo de los Sueños", se libró una gran batalla en Uluru, cuando un pueblo llamado "los hombres serpiente venenosos" atacó para destruir a los pueblos de la zona, llamados "los hombre serpiente no venenosos". Pero Bulari, la Diosa madre de la Tierra, los venció creando una nube de gases letales. Los "hombres serpientes venenosos" que lograron sobrevivir, fueron encerrados (y según la leyenda, aún hoy día permanecen en ella) en una prisión bajo el Uluru, el punto más sagrado de toda la Australia aborigen; una enorme colina de granito de color cambiante, más conocido en la actualidad con el nombre de Ayer's Rock.
En el Tiempo de los Sueños según la leyenda, vivía una raza de gigantes que en algunos casos llegaban a medir hasta 5 metros de altura. Ya en 1970 se descubrió una huella de un pie con forma humana de 59 centímetros de largo por 18 de ancho. Al igual que hachas de mano, mazas, cuchillos y diversas herramientas con un peso de entre 5 y 16 kg.
Estas herramientas solo pudieron ser creadas y usadas por seres con una fuerza y estatura el doble de la actual.
En otro punto sagrado de los aborígenes de Australia, el llamado Moon City o "Ciudad Secreta", otra leyenda cuenta que también hubo terroríficos combates entre el Dios del Sol (el cual llegó del cielo en una nave) y el Dios de la Tierra. Los restos de estas luchas están reflejados en los extraños monolitos y formas que se encuentran diseminados por toda Australia, que según los científicos son erosiones producidas de forma natural, negando los aborígenes esta teoría. Asegurando que son los restos de las ciudades construidas por los "arientas", "yowies" y "luritchas": seres mitad hombre, mitad animal.
LA DATACIÓN
En un primer momento, se pensó que no se podría datar la antigüedad de las pinturas debido a que el carbono 14 sólo es válido para restos orgánicos (o anteriormente vivos); y las pinturas de los "wandjinas" estaban realizadas en pigmentos ocres de base mineral.
Fue de forma casual cuando, Grahame Walsh observando las pinturas de Kimberley, se fijó en un nido de avispas situado encima de uno de los "wandjinas", y que a primera vista pensó que era reciente, la curiosidad hizo que lo observara más de cerca, dándose cuenta de que en realidad era un avispero fosilizado, debido al silicio que contenía el agua que llenaba todos los poros del avispero.
Walsh supuso que sería posible calcular la edad del avispero y puesto que éste se encontraba encima de la pintura, sería al menos de una antigüedad similar.
Walsh buscó la colaboración de Richard Roberts, geólogo especializado en la lectura de los granos de arena mediante luminiscencia óptica.
Walsh y Roberts viajaron en 1996 a Kimberley en busca de más fósiles sobre las pinturas, hallando dos de estos avisperos fosilizados sobre una típica pintura de forma humana o "wandjina". Antes del análisis realizado por Walsh y Roberts, los arqueólogos habían estimado la edad de estas pinturas en unos 5000 años. Después del análisis se dató que los avisperos tenían unos 17000 años de antigüedad; y lógicamente, la edad de las pinturas debería retroceder aún más, al estar realizadas antes que los nidos.
La datación de las "grandes" herramientas descubiertas se fijó en unos 100.000 años y los restos fósiles humanos hallados se acercan a una antigüedad de 200.000 años, contradiciendo así lo que la ciencia decía de que los primeros pobladores de Australia habían aparecido como máximo hace unos 65.000 ó 70.000 años.