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viernes, 26 de julio de 2013

Jorge Lomar y La Ecología Mental


Jorge Lomar es Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Psicología Transpersonal por la Escuela Superior de Técnicas y Estudios Avanzados de Barcelona.

Presidente de la Asociación Conciencia para el Crecimiento Humano y co-fundador de La Escuela del Perdón. Desde el 2003 facilita talleres y retiros de crecimiento interior, entre los que destacan los talleres de Introducción al Perdón, Perdón Transpersonal, Ecología Mental (Experimentar la Paz) y los retiros de silencio de Ecología Mental Avanzada. Sus cursos profundizan en nuevos puntos de vista para abordar la vida, introducen a la meditación, la auto-observación y las relaciones conscientes, tomando como referencia las enseñanzas de Un Curso de Milagros y la filosofía Advaita.

Es conferenciante especializado en las claves de la autorrealización usando tanto la sabiduría perenne como la filosofía contemporánea. Autor de los libros "Vivir el Perdón" (2013), editado por "Ediciones El Grano de Mostaza"; “Ecología Mental, Experimentar la paz” (2010); y “La Inteligencia del Amor” (2008), ambos publicados por "ediciones Corona Borealis".


Escribe artículos habitualmente para diversas publicaciones y páginas web, y colabora en congresos y eventos de distintas organizaciones aportando espacios de meditación y reflexión.


Ha sido consultor empresarial desde 1998 hasta el 2009, contando entre sus clientes grandes multinacionales, fundaciones y organismos públicos. Ha desarrollado cursos y eventos para organizaciones en el ámbito del crecimiento personal, concretamente en las áreas de la liberación del estrés, liderazgo y relaciones humanas. Actualmente se dedica exclusivamente a facilitar talleres de autorrealización, atender consulta personal, escribir y organizar eventos en la Asociación Conciencia y La Escuela del Perdón.

Se considera "PAZólogo" y muchos lo llaman el "Eckhart Tolle" español.También es uno de los máximos exponentes de LA ECOLOGÍA MENTAL.


¿Qué es la Ecología Mental? 

Según esta innovadora corriente de pensamiento denominada "ecología profunda" o "ecología mental", la falta de armonía; así como los conflictos y problemas que existen entre los seres humanos y su medioambiente natural y otros seres vivos, obedecen al tipo de mentalidad que impera en las personas. 

Afirman que esta forma de pensar explotadora, dominadora y ególatra, se traduce en una sociedad centrada en el ser humano como única referencia y amo absoluto del universo. De allí que surgen los conflictos con las demás formas de vida y con el propio planeta.

Más amor natural

Los partidarios de esta tendencia proponen un cambio cultural hacia una nueva mentalidad y forma de vivir en la que la gente consiga una armonía con la vida y la naturaleza, y no "sobre" o "fuera" de ella, y al mismo nivel que los demás seres vivos. 

Para algunos psicólogos y terapeutas, esta propuesta ecológica de hermandad planetaria o algunos de sus componentes, en los que subyace la idea de que todos estamos interconectados entre nosotros y a su vez con la vida y el medioambiente, también puede aplicarse al ámbito de la mente y las emociones humanas. 

"La Ecología Mental (EM) es un concepto integral de crecimiento humano que parte como idea fundamental de que todos somos uno en esencia y de que todos compartimos un mismo entorno mental, en donde aparentamos separación y diversidad", explica Jorge Lomar.

Según este experto, que organiza talleres de EM, "el entorno mental es el mundo en que vivimos, consecuencia de nuestras creencias y programas basados principalmente en el ego".

A estas alturas ya sabes, o al menos percibes, que todos somos personas programadas que ni siquiera sabemos que lo estamos. Pues bien, Jorge nos está proporcionando una herramienta ideal para comenzar la desprogramación. Y para ello en esta conferencia nos hace un breve resumen de esta técnica diseñada por él mismo en cinco escuetos puntos:

1.- NO SÉ (relevar a la mente pensante). 

2.- YO SIENTO (aceptar el sentir). 

3.- EL ATAQUE NO TIENE SENTIDO (renuncio al sufrimiento). 

4.- NO PUDO SER DE OTRA MANERA (renuncio al control). 

5.- AGRADECER ES AMAR RECIBIENDO (aceptar por fin nuestra grandeza).

Conferencia Ecología Mental 
(2as. Jornadas Conciencia Con-Ciencia)



Mente, la gran herramienta del cambio

"La mente es el espacio personal en donde gestionamos nuestro hacer, nuestro hablar, y mucho más importante, nuestro sentir". Por ello, decimos que nuestro pensamiento es creador. No solo es creador de nuestra experiencia, sino que nuestra experiencia construye la experiencia grupal y global", señala Lomar. 

Así, "nuestros pensamientos salen ahí fuera y afectan a toda la realidad. Afectan a la mente global, afectan a la cultura, a la sociedad, a nuestro entorno, a nuestra historia y a nuestros hijos. Y todo es originado en nuestra mente".

Por otra parte, para Lomar el universo es "un sistema dinámico que está permanentemente equilibrándose y ajustándose a sí mismo. Nada ni nadie existe aisladamente, todos formamos parte de un sistema mayor, la familia, el trabajo, las amistades y la sociedad en general". 


En ese contexto la EM abre una nueva dimensión del trabajo personal, consistente en cuidar y mantener limpia la mente para emitir energía emocional ecológica y armónica, para convertirse "en un foco de luz de dentro a afuera". 


Por ello, para los seguidores de esta corriente psicológica, nuestra mente merece una atención especial y todo un tratamiento de depuración y limpieza


"Las creencias, adicciones, roles y papeles inconscientes, disfraces emocionales, patrones y esquemas limitantes, son las "malas hierbas" de nuestro jardín y cuando quitamos las capas de contaminación a nuestro pensamiento, nos volvemos fluidos y alegres, desapegados y juguetones, sencillos y pacíficos", agrega Lomar. 

En definitiva es el regreso a la "inocencia consciente", a ser como un niño pero tras haber atravesado y trascendido el periodo adulto. Ser como un niño sin ingenuidad y desde el conocimiento más profundo.

Al igual que en los jardines, conviene limpiar tu mente de limitantes que afectan tu alma y no te dejan prosperar. ¡Anímate y cambia tu vida! 

Quitando malas hierbas 

Para realizar esta "limpieza y desintoxicación mental y emocional", se emplean diferentes herramientas de autoobservación, autoayuda y superación personal, como la meditación, la visualización, la respiración consciente, los ejercicios de autoexploración, la dramatización de situaciones y además ¡mucho humor! 

En los talleres de EM los participantes juegan, de forma alegre y desenfadada, a conocerse, charlan y se hacen preguntas como: ¿qué soy realmente?, ¿qué hay de auténtico en mí?, ¿qué significa "Conciencia del Uno"?

Con la EM se aprende a mantener limpia la mente y a aumentar la vivencia de nuestra verdadera identidad por encima de papeles, disfraces, roles y patrones, y también se es consciente de las "identidades adquiridas" que todos poseemos.

Otras claves de la EM son conocer el modo en que funcionan nuestra mente y emociones, identificar las distintas adicciones al dolor y al sufrimiento en forma de pensamiento, palabra y acción que repetimos en nuestro vivir diario, limpiar las memorias dolorosas y anclar una nueva mentalidad más ecológica. 

Se trataría, en definitiva, de un entrenamiento mental, "que combina técnica de la "filosofía perenne" (zen, vedanta Advaitia, taoísmo, hinduismo), del chamanismo y de la ciencia más moderna (física cuántica, psiconeuroinmonología, psicología integrativa, astrofísica)", dice Lomar. 

Todas estas prácticas están destinadas a cambiar la percepción de la realidad, de la persona y el mundo, que genera un entorno emocional mucho más limpio. 

El objetivo de estas herramientas sencillas para ser felices es limpiar las "malas hierbas". Las creencias y esquemas limitadoras, roles y papeles inconscientes que son disfraces emocionales, y son básicamente tres: la culpa, el miedo y el sufrimiento. 

Uno de los resultados de aplicar la EM, según Jorge Lomar, "es ser felices porque estamos aquí, sin más, sin causas externas. Ese estado de gozo esencial, que radica en profundizar en el goce de existir, la alegría de ser. Es una de las principales aportaciones de la Ecología Mental".

Jorge Lomar (Primeras Jornadas "CONCIENCIA ACTIVA")


El concepto de ecología mental se refiere a una actitud más que a una meta. Una actitud de responsabilidad mental, disposición y voluntad, claramente enfocada hacia una mente limpia y pacífica. Una actitud se elige y después se practica hasta que se establece como tu natural modo de estar sin necesidad de vigilancia. Entonces se ha convertido en una nueva forma de vida.


El signo más evidente de que se ha encontrado la verdad es la paz interior.


El árbol de la conciencia

Hay quien piensa que se puede creer o no creer en algún asunto, sin llegar a darse cuenta de que creas o no creas en el asunto en cuestión, de cualquier modo manejas creencias. La creencia es un requisito para vivir en este mundo. La mayor parte de tus creencias son subconscientes, no te das cuenta de ellas, pero monopolizan todos los sentimientos y emociones que tejen tu experiencia vital.

Podemos contemplar el conjunto de creencias subconscientes como las ramas de un árbol. De unas pocas creencias profundas y fundamentales surgen otras creencias más concretas, establecidas para cada cosa que cruza por delante de tus ojos y por dentro de tu mente. Sin darte cuenta, las creencias subconscientes tiñen aquello que percibes fuera o aquello que piensas con algún tipo de sentimiento. Por lo tanto, tus creencias son las que modelan tu modo de sentir la vida.

En el fondo de tu mente reside un modelo de pensamiento, un sistema completo de creencias fundamentales al que llamamos paradigma personal y que rige completamente tu manera de ver el mundo. Lo llamamos personal porque es distinto en cada persona. Por ello podemos decir que lo que realmente nos hace distintos es nuestro propio punto de vista del mundo, basado en ese árbol de creencias enraizado en lo profundo de tu mente. Cada ser humano es un punto de vista.

Tu paradigma personal se constata fácilmente por todas las creencias de las que eres consciente y que te hacen distinto a los demás, pero además está constituido por todas las creencias subconscientes que ignoras tener y que sin embargo crean tu realidad, tu modo de sentir lo que vives y tu modo automático de pensar, incluso lo que te sucede cada día, aunque aparente ser casual.

Todas las decisiones que tomas están en relación a tus creencias. Puedes creer que tienes obligaciones, responsabilidades, que es lo mejor hacer esto o hacer lo otro, que debes forjarte una reputación, que lo importante es el beneficio, que tus creencias son la verdad, etc. Tus decisiones surgen de tu árbol de creencias.

Tus acciones surgen de decisiones que a su vez, surgen de creencias, conscientes o no. Tus reacciones [acciones automáticas, reflejos, emociones, sentimientos] han surgido directamente de creencias subconscientemente arraigadas.

Por tanto, si deseamos afinar nuestro conocimiento de la verdad, es preciso que nuestro viaje de la conciencia se dirija hacia el nivel de las causas, más allá de las decisiones, acciones o reacciones, con la mira puesta en las creencias e incluso más allá de ellas, investigando el sistema de pensamiento que nos rige. En el fondo de todo estaría nuestro auténtico y profundo sentido de identidad en donde se asienta todo.

Lo que crees ser es la causa de todo lo que vives.

Yo creo

Estás creyendo un modelo de realidad y por tanto creando un modo de sentir, una actitud que forja el verdadero fondo de tu experiencia personal más allá de los sucesos que aparentan provenir de causas externas.

Puedes decir “no creo en dios” y por ello pensar que crees en menos cosas o que tienes una mente más libre. Sin embargo, lo único que pasa es que tu programa mental se basa en creencias distintas, como por ejemplo que la realidad última es puramente sensorial, o puede ser que tu fe esté depositada en el caos y la casualidad, o más sencillo, puede ser que vivas muy adaptado a un sistema de creencias surgido de un profundo rechazo a los dogmas que se te impusieron en su momento y que te hicieron sufrir. En ellos un dios absurdo te manipulaba y hacía sentir culpable. Pero sencillamente, al decir que no crees en ello, estás declarando unas creencias mediante la negación de otras creencias. El ateo cree, pero lo que cree es que no existe dios. Forja creencias distintas, pero creencias al fin y al cabo.

Aquello que crees es aquello que haces real en tu vida.

En español decimos “yo creo” valiéndonos la misma expresión tanto para el verbo creer como para el verbo crear. No es casualidad. Todos creemos en un sistema, mentalidad o paradigma con el cual creamos la experiencia personal del mundo. Esta experiencia personal del mundo influye a tu alrededor de un modo perceptible y claro al estar en relación con otras personas, pero además influye definitivamente en la experiencia colectiva, ya que todas las mentes están en realidad conectadas a nivel subconsciente.

El mundo se muestra controvertido, fragmentado y diverso en creencias, teorías y experiencias no porque la Realidad sea así, sino porque la mente crea así el mundo desde su propia fragmentación interna.

Este es el punto de vista de aquello que llamamos “nuevo paradigma” y que hace corresponder las conclusiones de la física cuántica con las antiguas sabidurías de oriente y occidente. Todo está en la conciencia. Todo está dentro, aunque parezca estar fuera.

Bajo este punto de vista toma una especial relevancia el concepto de ecología mental, ya que nuestra manera de percibir el mundo influye en la percepción colectiva gracias a la conexión subconsciente que existe entre todas las mentes. Cuando tú despiertas a una verdad superior haces una aportación a la mente colectiva, eres una luz para el mundo.

Lo más habitual es elegir aquello que verifica nuestras creencias actuales. Es decir, tenemos la costumbre de elegir que es verdad lo que siempre lo ha sido para nosotros, ya que parece existir una arraigada y antigua inercia cuyo objetivo es evitar el cambio en la manera de pensar. Esta inercia que impide la expansión del yo, en este contexto lo llamaremos programa ego, y por cierto, no favorece a la ecología mental, sino que apoya el paradigma de las mentes separadas. La disposición al cambio debe de ser estimulada desde la propia voluntad, y por tanto, como una actitud libre y elegida, establece los principios de la ecología mental.

Cuando existe cierta disponibilidad al cambio, puede ser que una nueva concepción rompa con nuestras creencias estables e irrumpa en nuestra experiencia con un verdadero sentimiento de verdad. Este sorprendente sentir de evidencia llega de la mano de una intuición insondable e inexplicable, una experiencia espontánea de comprensión que procede de nuestra inteligencia profunda y que nos induce a un cambio de perspectiva. Ha sucedido un pequeño despertar.

Los humanos, independientemente del nivel de conciencia en el que funcionemos, de cualquier modo somos buscadores de experiencias. Si todavía no existe una verdadera disponibilidad al cambio profundo, buscaremos experiencias explosivas, emocionales y con grandes contrastes. Cuando existe disponibilidad al cambio, entonces buscamos la experiencia que nos haga patente la verdad.

Buscadores de experiencias 

Cuando defendemos la inercia interna de nuestra personalidad o personaje, es decir, cuando aún no estamos dispuestos a cambiar nuestros guiones internos y programas que definen nuestra forma de ser, nuestras creencias internas y nuestra “realidad”, aún así de cualquier modo, buscamos experiencias. Por ello muchas personas están saltando constantemente de estados de excitación a estados de desidia e insatisfacción. Los buenos momentos, para muchos seres humanos, consisten en la primera fase de una relación de pareja, un trabajo, la maternidad o cualquier situación que constituya una experiencia emocional aparentemente nueva. En otras ocasiones, las experiencias placenteras han de salirse de lo normal y hacernos sentir mucho de algo, como puede ser un deporte extremo o de riesgo. Para muchas personas las satisfacciones de la vida se resumen en sexo, comida, drogas y otras evasiones en diferido [cine, tv, así como esporádicas expresiones instintivas de seguridad y poder sobre otras personas que nos hacen sentir bien. Se alcanzan algunas veces proezas de sensibilidad altamente cotizadas como el arte o los viajes. 

Alguna experiencia interna inexplicable, como una isla entre el océano de normalidad, algún extraño y aislado encuentro íntimo, sereno, agradable y profundo nos recuerda tímidamente que debe de haber mucho más, y nos lo estamos perdiendo entre mareas de conflicto y seguridad. Pero rápidamente es barrido este lapso, atropellado por un tren de vida que no va a ninguna parte. 

Si las estructuras internas de creencias no evolucionan, si el tronco del árbol no es alcanzado con la conciencia, las experiencias tan solo se reducen a olas emocionales, ciclos rítmicos de cambios formales externos que catalogamos entre buenos y malos ratos, de nuevo según nuestras creencias. El mundo dual demuestra su estructura cíclica de procesos estables siempre que el punto de conciencia u observador no haga un verdadero cambio de postura mental, perspectiva o percepción. 

Así que nos encontramos con un círculo vicioso. Si entendemos la fe como la apertura mental suficiente para aceptar posibilidades que desborden mi concepto actual de lo posible -o realidad actual-, solo mediante ella es posible experimentar un verdadero cambio. Sin ella, tan solo elegimos una y otra vez las experiencias que confirman lo que siempre hemos creído. Una y otra vez. Recreando constantemente más de lo mismo. Pero "el grano de mostaza" (la fe) es real, auténtico y está disponible dentro de nosotros. Nos invita a desafiar todo lo que hemos experimentado afuera y navegar en los mares de nuestra intuición.

"Sólo si estás dispuesto a considerar lo imposible, estás dispuesto a descubrir algo nuevo." W. Goethe 

Las experiencias internas, aunque sean sutiles, producen un salto de conciencia de la fe a la certeza, cambios profundos que alcanzan al nivel de la identidad. Es nuestro estado mental el que abre las puertas a la posibilidad de tener experiencias reveladoras y por tanto una transformación sustancial. No se trata de saber “la verdad” en un sentido intelectual, sino de sentir plenamente la verdad para llegar a ser la verdad. 

La creencia y la fe (seamos conscientes o no de que estamos invirtiendo en ellas) son el motor de nuestra experiencia vital, producen deseo, voluntad y sentido en nuestras vidas, elaboran a largo plazo lo perceptible y nos muestran lo que creemos ser. 

Exploradores de la conciencia 

Las personas que eligen buscar la verdad en las profundidades de su identidad se convierten en exploradores de la conciencia y por tanto retan constantemente a su propio modelo del mundo. Son un tipo especial de buscadores de experiencias que desafían a la inercia que pretende reproducir una y otra vez los mismos guiones, primero en el interior [creencias, propósito, temores, culpas, etc.] y después consecuentemente en la experiencia física y emocional. Los exploradores nunca dan por sentada una conclusión. Cada vivencia les confirma que todo lo que experimentan depende de su propio sistema de creencias y de sus propias limitaciones, lo cual favorece nuevas tomas de conciencia sobre creencias y modelos persistentes que solo partiendo de su observación pueden ser desmontados. El punto de conciencia que somos cada uno de nosotros nunca deja de crecer y de abarcar una verdad cada vez menos limitada, y del mismo modo, nuestra verdadera identidad ilimitada cada vez se hace más consciente según vamos soltando todas nuestras creencias limitadoras. 

Si deseo ser un buscador de la verdad, desearé que la verdad ocurra en mí mismo, que la verdad sea yo mismo, no solo como un alarde intelectual, sino como una experiencia. El objetivo es una experiencia. Porque los humanos, a cualquier nivel, somos buscadores de experiencia. Y hasta que no hay experiencia, sentimiento o vivencia, no hay transformación y nada sucede. Cuando tienes una experiencia, ya no te hace falta la fe ni la intuición. Lo que experimentas se convierte en tu realidad… hasta tu próximo salto de conciencia

Los exploradores de la conciencia son conocedores de su parte en todo este juego. Por eso, una vez que han abandonado su búsqueda de un propósito y un significado dentro de este mundo –el juego o mundo de las formas-, lo eligen fuera de él. Fuera del mundo que ven tus ojos, sienten tus manos y oyen tus oídos. Comienzan a mirar adentro, a lo inexplicable e imperceptible. Buscan la experiencia que trascienda todo problema y toda solución. 


Se pueden definir tres etapas en el camino de la ecología mental: Experimentar, integrar y compartir. No son etapas cerradas, sino abiertas en el sentido de que cuando empieza la siguiente, la anterior no cesa, sino que continúa paralelamente a la siguiente. Experimentas también después de comenzar un verdadero y sustancial proceso de integración. Y sigues integrando y experimentando mientras auténticamente compartes lo experimentado e integrado.

El primer paso: Experimentar

Primero, experimentar lo que sea que venga desde la total calidad perceptiva, como un perfecto testigo de la experiencia, penetrando en ella y ocupando con tu presencia todo el espacio del momento hasta que no haya sitio para más preguntas al aire. Buscarás la verdad. Sentirás todo lo sentible como quien se arroja a una piscina. Te darás al momento. Te zambullirás intensamente en la experiencia.

Esto no implica que debas ser un “Indiana Jones”, ni la alegría de la fiesta o el centro de todas las reuniones. Es algo independiente de lo que desde fuera se pueda evaluar. Es una actitud interior. Me refiero al sentir pleno, atento e interesado, a la actitud abierta y presente en cada experiencia, a convertirte en este momento, ser tú mismo la experiencia, un "yo experiencia" en lugar de ese “yo predefinido y estable” al que llamamos persona, y que se basa en una idea que tengo sobre mí.

Yo soy este momento

Es habitual que la mente necesite cierto entrenamiento meditativo para poder reproducir este estado de experiencia como una actitud habitual. De hecho, lo más difícil para muchas personas es comenzar este entrenamiento en la experiencia sencilla de estar en todo lo que ocurre en cada instante, de ser uno mismo con el acontecimiento en la permanente entrega a la experiencia interna, la atenta escucha al sentir y al conocer. Es tan humilde y desposeída de esfuerzo esta primera actitud, que para muchos se vuelve un “imposible”. Esto tan solo significa que ese punto de conciencia no ha elegido ser aún un explorador de la conciencia porque está defendiendo una colección de resistencias, miedos ocultos a vivirse auténticamente. Normalmente, las personas que se muestran incapaces de experimentar desde la presencia y la apertura total, están demasiado entretejidos en sus propios guiones de dolor como para comenzar siquiera a intentar verlos, están identificados con su dolor.

La experimentación es el principio. Tomar datos apropiadamente implica experimentar, explorar, conocer, jugar, sentir. Consiste en vivir ahora todo lo que pasa en ti con alta definición, sin permitir que las barreras del pasado y el temor limiten tu experiencia.

Experimentar – explorar – conocer – jugar – sentir

Se trata de toda una decisión: “desear ver bien”, es decir, elegir conocer la verdad tal y como es, y por tanto confiar como requisito imprescindible. Por supuesto, tomas la responsabilidad de que tu cuerpo es vulnerable, lo cual implica cuidarlo y respetar sus condiciones en la medida que temporalmente tiene una importante función: un medio para compartir. Pero confías en la vida.

Elijo ver la verdad y confío en la vida. 

Mi elección me protege y yo me hago responsable de mi elección.

La confianza en la vida implica que el mismo hecho de haber elegido la verdad como meta te protege, en la medida en que la verdad no puede ser más que tu liberación, y por tanto tu alegría de ser. A la vez, eres responsable de tu elección al ser plenamente libre y consciente.

La actitud predominante de la experiencia es atención, presencia y aceptación.

Jorge Lomar


http://www.asociacionconciencia.org/


CUANDO NO CREAS EXPECTATIVAS, NADIE TE PUEDE DECEPCIONAR 

Cada uno de nosotros, como terminal de la conciencia, elegimos en cada instante. Amor o temor, bajo cualquier forma de experiencia posible. Unión o separación. Libertad o programación.

El Amor es la verdad. Su inteligencia es el conocimiento auténtico. Para conocer auténticamente es preciso amar. Amar es la percepción correcta.

Tú no eres cuerpo ni emoción, ni mente. Eres algo que no se puede explicar con palabras del todo , eres algo más grande que las palabras y que la mente, eres algo imperceptible y más allá de los pensamientos, energía y materia. Eres Amor puro. SOMOS ESENCIALMENTE AMOR.

En la realidad última, llegamos a la conclusión que han alcanzado filósofos, místicos y científicos cuánticos: todos somos Uno. Esto significa, a un nivel trascendente, que todos somos lo mismo, el mismo ser espiritual de amor puro, y también significa en un nivel más elemental, que todos participamos de una misma creación mental.